Haquetia

Por: Yacob Nahon

Falar de Haquetia é falar de minha infância, de minha adolescência, é falar de minhas raízes, de minha vida.

Haketia, haketilla, haquitia, jakitia, jaquetilla, haketiya, hakitiya, diferentes formas de expressar a mesma coisa, esse código ancestral e genético que há muitos séculos nos identifica a todos os sefaraditas do norte do Marrocos, como pessoas, como famílias e sobre tudo como integrantes de uma comunidade: a marroquina.

Hablar de Haquetía es hablar de mi infancia, de mi adolescencia, es hablar de mis raíces, de mi vida…….. Haketia, haketilla, haquitía, jakitía, jaquetilla, haketiya, hakitiya, diferentes formas de hablar de lo mismo, de ese código ancestral y genético que desde hace siglos nos identifica a todos los sefaradíes del norte de Marruecos, como personas, como familias y sobre todo como integrantes de una comunidad: la marroquí.

El origen etimológico de la palabra Haquetía podría derivar de Haquito apócope de Ishaquito, diminutivo de Ishac (Isaac), nombre muy usado entre los judíos de España. Se diría que la Haquetía era el idioma de los Haquitos, como se denominaba habitualmente a los miembros de la comunidad judía en Sefarad. No hay ningún indicio que pueda corroborar esta teoría.

Luego de varios años de investigaciones se planteó como segunda hipótesis acerca de su origen y es que proviene de una raíz árabe y de una terminación castellana derivada del verbo hak’a que significa: conversar, decir, hablar, narrar.

Asimismo existen diferentes versiones respecto de la época y del lugar de origen de este dialecto-lengua. Por un lado están los que sostienen que no existen dudas respecto que es muy antiguo, y que era utilizado por los judíos de la península ibérica bastante tiempo antes de la expulsión en el año 1492 para evitar así ser comprendidos por los españoles (cristianos) y los musulmanes (moros), aunque paradójicamente, en sus expre-siones se mantiene constante una conjunción de las tres lenguas habladas por la población: el castizo (castellano antiguo), los hebraísmos y los arabismos utilizados en España y Portugal.

Hay referencias que el castellano hablado por los judíos antes de la expulsión en España, era diferente al que hablaban los cristianos.

En España durante siglos habían convivido cristianos, judíos y árabes. Aún no se sabe bien si es que se trató de una buena convivencia, como tampoco si “reinaba la tolerancia y el respeto” hacia el otro que era diferente, sólo se sabe que en determinado momento las relaciones se deterioraron a tal punto de llegar a una ruptura definitiva, primero con la expulsión de los judíos y mas tarde con la de los musulmanes, la mayoría de ellos de origen marroquí. Se trataba de tres culturas, religiones y lenguas diferentes que marcaron esos siglos de coexistencia y que se consideran siglos de oro para el judaísmo español.

Otra versión afirma por lo contrario, que la Haquetía era el dialecto único de los judíos ibéricos establecidos en Marruecos después de la expul-sión de España y considera-blemente distinto del que hoy es hablado por los judíos orientales. En este sentido, la Haquetía es un compuesto de castellano antiguo más o menos bien conservado, de árabe y de hebreo. Justamente, se afirma que es una creación de los expulsados de Sefarad en 1492 que se fueron asentando, radicando y formando comuni-dades en diferentes lugares del norte de Marruecos: Tánger, Tetuán, Xauen, Arcilah, Alcaza-quivir, Larache, Ceuta y Melilla.

Previo a la expulsión de los judíos de España, en Marruecos ya se contaba con la presencia de una población judía: los toshabim (residentes) cuya lengua era árabe o bereber, dependiendo de las regiones en que habitaban, y por supuesto el hebreo utilizado en las ceremonias religiosas. Con la llegada de los expulsados: los morashim, la población se fusionó y creció considera-blemente, gracias a los aportes que ellos hicieron, en cuanto a sus conocimientos intelectuales, religiosos (especialmente en estudios Talmúdicos), sus cuentos, refranes, romances, sus tradiciones culinarias, su litera-tura específica, sus tradiciones sefaradíes y su bagaje lingüístico, desconocido hasta ese momento por los toshabim.

Nuestros antepasados, los expulsados de Castilla, los nuestros, no solo se llevaron consigo el idioma, sino también sus costumbres ancestrales, la religión y las tradiciones sefaradíes.

Los sobrevivientes de la barbarie de la Inquisición, a pesar de su desarraigo y de habitar una nueva tierra, no se sentían extraños a las costumbres islámicas ni a su lengua (lo cual quizás abonaría la primera hipótesis mencionada respecto al origen del dialecto).

Ellos podrían haber adoptado el árabe, el berebere, o quizás alguno de los dialectos utilizados en el lugar donde se asentaron, pero no lo hicieron y así mantuvieron su “idioma”, con sus expresiones propias aunque fuera la combinación de tres idiomas distintos.

Los judíos del norte de Maruecos utilizaban la Haquetía, la lengua a la que se aferraron y usaban para comunicarse con sus familiares, con sus amigos y vecinos, así como también en sus relaciones comerciales con otros judíos. En cambio utilizaron el árabe o bereber para entenderse con los moros (expresión aún utilizada en la actualidad para identificar a los musulmanes), quienes eran los habitantes originales de la región y que representaban la mayoría de la población.

La utilización de varios idiomas a la perfección: el español, el hebreo, el árabe, el berebere y su Haquetía, facilitó el estableci-miento de un vínculo estrecho de los expulsados con el resto de los miembros de la sociedad a la que arribaron.

En sus comienzos la actividad central de los judíos en Marruecos fue el comercio, predominando como actividad la de los viajantes que recorrían las diferentes ciudades del país llevando sus artesanías y también parte de su dialecto. Era muy común las bendiciones que daban a sus compradores por las operaciones comerciales efectua-das, expresiones éstas que en algunas otras ciudades se fueron incorporando.

No se puede dejar de mencionar que las ciudades de Marruecos a que hacemos referencia, fueron cuna de grandes Rabinos y Sabios, que fundaron importantes centros de estudios talmúdicos. Entre ellos quiero mencionar especialmente al primer Gran Rabino de Tetuán: Haim Bibas (Z.L’), nieto de su homónimo el Gran Rabino de Fez, quien en el año 1530 fuera el Guía Espiritual de la Comunidad y fundador de la primera Yeshivá y quien hiciera construir la Gran Sinagoga, que en 1667 fuera incendiada por los musulmanes. Su hijo, los hijos de su hijo, sus nietos, bisnietos, fueron todos prestigiosos y destacados Rabbanim y Jajamin establecidos en Tetuán, luego en Sale, Rabat, Casablanca y Gibraltar y mas tarde en Livorno, Ámsterdam, Jerusalem, de quienes tengo el orgullo de ser descendiente por mi rama materna.

De igual forma se destacan otros grandes Rabbanim, entre ellos, los Marache, los Toledano, Serfaty, Pinto, Nahón , Rabí Isaac Bengualid, el Justo.

Se dice que la Haquetía tiene una entonación musical que algunos denominan “música del habla”, que la distingue por sobre cualquier otra lengua o forma de expresión oral. En ocasiones, para las actividades comerciales predomina el tono árabe y en otras, el tono Rabinico que se utiliza en estudios talmúdicos y en la comunicación entre judíos.

En este sentido, la Haquetía tiene un ritmo que se marca por las subidas y bajadas de voz y también por la velocidad de las frases que tiene relación directa con el alargamiento de las sílabas de cada una de las palabras utilizadas. De esta forma también se observa una tendencia a curvas ascendentes en la entonación de la persona que la habla y a veces, estos cambios se los relaciona con el modo interrogativo que tiende a expresarse, y con el sentido de lo que esta diciendo.

La Haquetía tiene la particu-laridad que sus expre-siones siempre se relacionan con imágenes de la vida cotidiana, la emoción y también la vehemencia. Por este motivo es que se observa continuamente el uso de bendiciones para expresar el afecto, amor, amistad, dirigidas a todas las personas muy queridas, pero así también es frecuente el uso de una variedad de maldiciones (baldiciones) , a veces humorísticas y otras no tanto.

Desde la llegada de los expulsados a Marruecos, no hay indicios para afirmar que haya habido una buena convivencia con los musulmanes. Si bien hay antecedentes que en algunas ciudades y en algunas épocas históricas, “los nuestros” recibieron un trato igualitario respecto del resto de la población, lo cierto es que la población judía fue considerada como de segunda y siempre doblegados a las discriminaciones y malos tratos de los sultanes de turno y de la población en general. A partir de fines del siglo XVIII, comenzó muy lentamente la emigración hacia América Latina.

En ocasión de la guerra entre Marruecos y España en1860, se produce la primera gran ola emigratoria que prosiguió con regularidad hasta 1914, víspera de la Primera Guerra Mundial. Se reanudó en 1918 hasta 1939 y luego en 1956 a causa de la inestabilidad causada por las luchas por la independencia de Marruecos. Los judíos marro-quíes trajeron hacia nuestros países su cultura, tradiciones y por supuesto, la Haquetía, conservando así su contexto socio-lingüístico.

Además del proceso emigratorio, hubo un fenómeno importante a partir del año 1860 y es que se produjo una mayor hispanización de la Haquetía, a tal punto que se perdió el sentido de hablar en un idioma diferente. En 1862, con la creación de la 1º Alianza Israelita en Tetuán que mas tarde se instaló en casi todas las ciudades de Marruecos, y posteriormente en el siglo XX con la ocupación de Francia, se genera otro fenómeno similar en algunas ciudades, especialmente en Tánger y es que se comienza a dejar de usar la Haquetía en las conversaciones sociales, comer-ciales y hasta en las familiares, para tomar el francés como idioma. Este proceso fue paulatino, a tal punto que poco a poco se fue abandonando el uso de la Haquetía.

Durante muchos siglos la Haquetía no sólo representó a los judíos marroquíes, si no también su propia identidad y el orgullo de su ascendencia sefaradí. Sin embargo a partir de la identifi-cació n y adopción del idioma francés, es que algunos comenzaron a considerarla como una forma de expresión de los iletrados, de los incultos, de los atrasados, como una lengua vulgar, lo que produjo fuertes barreras sociales entre los que sí la hablaban y los que negaban conocerla, aún sabiendo que es parte de su cultura, de su pasado.

Aunque algunos sostienen que hoy en día está en período de extinción, en las últimas décadas se evidencia en algunos de los países el estudio, el uso y la preservación de la Haquetía deseando un “retorno” a este idioma como símbolo represen-tativo de nuestros ancestros y como respeto a nuestras costumbres.

La Haquetía fue esencialmente una lengua oral, lo que significa que hasta hace poco tiempo no había dejado documentación escrita. En la actualidad hay antecedentes de muchos investigadores y filólogos. Para mencionar algunos: José Benoliel, quien fue el precursor y quien escribió el primer diccionario de Haquetía, publicado en 1977 (50 años después de su fallecimiento) , Manuel Alvar, Jacob Hassan, Larrea Palacín, Josef Martínez Ruiz, Haim Vidal Sephila, Alegría Bendayan de Bendelac, Ana Benarroch.
Se dice que: “Una vez que la gente deje de hablar en Haquetía, se va…..”. En lo personal deseo profundamente que esto no suceda y que nuestras costumbres marroquíes sean preservadas, así como lo hicieron nuestros antepasados por tantos siglos.

Sanos y Buenos!!!!!! !